Democracia y tiempo

Democracia y tiempo en las sociedades contemporáneas

El ser humano tiene una relación muy especial con el tiempo, después de todo, sólo se puede ser en el tiempo. Desde la esencial mirada hacia atrás para reconocerse o reinventarse en su historia, en su memoria, hasta la ansiedad por adelantar o adivinar lo que estará en su futuro, el ser humano vive con la mirada puesta en el tiempo. Paradójicamente, la relación entre democracia y tiempo en las sociedades contemporáneas ha sido obviada. El tiempo es algo que parece tan natural y cotidiano que se vuelve invisible para todos. Sin embargo, el tiempo genera efectos sobre la forma en que nos organizamos, la formación de la comunidad, los periodos de gobierno, la política púbica, los proyectos de nación, entre otros.

A su vez, las sociedades contemporáneas se caracterizan por lo que se ha conceptualizado como aceleración del tiempo. Esto, debido a las transformaciones tecnológicas, la compresión del espacio vía la velocidad y la internet, así como el incremento del riesgo catastrófico -natural o tecnológico-.

Por su parte, la democracia ha entrado en una crisis que tiene varios índices: la vuelta de extremismos y presencias populistas, desafección ciudadana, disolución de las diferencias entre izquierda y derecha. También, las propuestas de gobierno se restringen con frecuencia al ciclo electoral, centrando el horizonte en un futuro inmediato, en un pasado lejano -quizás inexistente- o en un futuro tan abstracto que se vuelve atemporal.

Esta situación requiere de una reflexión profunda pues la política está en relación con los demás subsistemas sociales en condición de sincronía o diacronía. Bien porque algunos se han acelerado (economía, tecnología) o bien porque son sistemas de baja velocidad (religión, educación).

Además, la democracia debe lidiar con las expectativas de los ciudadanos, que esperan soluciones bajo la lógica de la inmediatez de la información y el intercambio económico, lo que se contrapone con los ritmos del procesamiento de las demandas y los juegos de poder internos al propio sistema. Así, la democracia entra en una nueva crisis al no ajustarse a la velocidad de las sociedades contemporáneas.

Esta situación, compleja, nos lleva a replantear la relación entre democracia y tiempo en las sociedades contemporáneas, porque puede ser un factor relevante en la explicación del desencanto con ésta, sus resultados y su conveniencia como forma política de organización. Esta será la reflexión que compartiremos en este espacio.

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