Al finalizar la primera década del siglo XXI, es indiscutible en México el malestar con la política y los políticos, pues no se han alcanzado los resultados que supuestamente vendrían con la democracia, lo que ha provocado una sensación generalizada de falta -de acuerdos políticos, de transparencia, de visión a futuro, de madurez política- y decepción política. Los resultados para México que reporta Latinobarómetro en su informe de 2011 son indicadores de tal malestar: un apoyo a la democracia de 40%, lo que representa una disminución de 23% entre 2002 y 2011; al pasar de 63 a 40%, respectivamente; la satisfacción con el funcionamiento de la democracia en apenas 23%, el porcentaje más bajo de América Latina; sólo 17% cree que se gobierna para todo el pueblo; mientras que la percepción de que el país no es democrático avanza pues, según los mexicanos, en escala de 1 a 10 ( donde 1 es no democrático y 10 es totalmente democrático), México promedia 5.9.